¿Por qué el deber moral es incondicionado y absoluto?
Ethos, preguntas y respuestas
El deber moral es una necesidad imperativa que no acepta condicionamientos ni excepciones. En tanto que, incondicionado vale universalmente, es decir, que es absoluto para todos los seres racionales.
El médico, por ejemplo, no está obligado a utilizar todas las medidas terapéuticas actualmente disponibles, pero si tiene el deber moral de utilizar los medios que considere necesarios para preservar la salud del paciente, y esto lo hace utilizando únicamente aquellas medidas que, bajo su convicción, ofrezcan un beneficio razonable. El ejemplo del aborto es ilustrativo porque el deber moral de no matar es universalmente reconocido y está en la conciencia de todo ser humano. Las personas estamos llamadas, por un grave deber de conciencia, a no prestar nuestra colaboración formal a aquellas prácticas que, aunque permitidas por la legislación, son gravemente inmorales.
Desde el punto de vista moral, nunca es lícito cooperar formalmente en el mal. Esta cooperación se produce cuando la acción realizada, o por su misma naturaleza o por la configuración que asume en un contexto concreto, se califica como colaboración directa en un acto, como en el caso del aborto, contra la vida humana inocente o como participación en la intención inmoral del agente principal.
Todo ser humano sabe que, en el uso de su libertad, está obligado a atenerse a unas pautas de conducta que le vienen marcadas por el deber moral, deber que él puede, desde luego, descubrir con su propia razón, pero que no se lo inventa ni lo establece a su albedrío, sino que le es dado, que viene impuesto por algo o alguien que está sobre él. Ciertamente que el hombre, libre como es, puede contravenir esas normas de conducta, pero eso no lo exonera de la obligación que le constriñe. Por tanto, el bien que hay que hacer y el mal que hay que evitar son precisamente los que dicta el deber moral, en cada caso, para todos los hombres o para cada hombre. Y esos son los bienes o males consideramos como los auténticamente humanos.
Jesús García López. La filosofía moral como ciencia estricta. Anales de Derecho, 1997.
Para poder comprender con exactitud lo que significa deber moral hay que remitirse a Immanuel Kant, quien se encarga de tratarlo en el marco de su ética. Allí sostiene que es la razón del hombre la que se debe utilizar para establecer de qué manera debería obrar o comportarse una persona:
“El deber moral no consiste sólo en cumplir obligaciones con los demás, sino en primer lugar en cumplirlas consigo mismo, y en saberse obligado a cumplirlas con los demás desde esa auto obligación. Aunque pueda parecer contradictorio, dirá abiertamente «yo no puedo reconocer que estoy obligado a otros más que en la medida en que me obligo a mí mismo: porque la ley en virtud de la cual yo me considero obligado procede en todos los casos de mi propia razón práctica, por la que soy coaccionado, siendo a la vez el que me coacciono a mí mismo»”.
Immanuel Kant. La metafísica de las costumbres, 1989.
Además, según Kant, el deber moral debe incluir cuatro principios: no te hagas daño a ti mismo, no hagas daño a los demás, haz lo que es bueno para ti, haz lo que es bueno para los demás. Por lo tanto, el deber moral es algo más que una simple obligación de actuar de una manera particular y en una situación particular. El deber moral predetermina que una acción motivada por el deber moral no causará daño a un agente moral y a otras personas. Además, un agente recibirá algo bueno de él, así como otras personas que participan de alguna manera en una situación particular.
La teoría del deber moral de Kant es un profundo análisis filosófico de la psicología humana. Uno puede enfrentar el deber social u otros tipos de deberes, pero el deber moral es algo que cada persona elige para sí misma; es una obligación que una persona quiere realizar porque cree que es una decisión correcta y es necesario hacerlo.
Por tanto, el deber moral interpela a la razón para que se autodetermine por puro respeto a la ley moral, sin consideración de las inclinaciones, acatando únicamente el deber. Esto quiere decir que el hombre orienta su conducta guiada por criterios que obedecen a razones de conciencia personal. Es la buena voluntad lo que determina la bondad de los actos y la que actúa por puro respeto al deber, sin otras razones que las del cumplimiento estricto del deber. Esto es lo que confiere objetividad y universalidad, lo que hace del deber moral algo incondicionado y absoluto.