La moral como un constructo en la evolución física, psicológica y cultural humana

Ethos y conceptos

Gabriel Delgado
4 min readSep 1, 2024
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La evolución de la moral y su relación con otras formas de conciencia ha sido objeto de estudio por parte de académicos de las humanidades y las ciencias. Hace aproximadamente 400.000 años comenzó a desarrollarse la moralidad humana a medida que los individuos colaboraban en tareas como la caza y la recolección, cultivando el respeto y la equidad hacia los demás miembros del grupo. A medida que las poblaciones crecieron, se consolidó una identidad colectiva que promovió un conjunto de prácticas culturales y normas sociales.

La autoexigencia humana implica llevar a cabo acciones morales que buscan hacer el bien, ya sea en prácticas individuales o en acciones políticas y jurídicas. Se contrasta con las acciones que implican hacer el mal o equivocarse. En general, la conciencia moral puede ser ambigua y enfrentamos el problema no solo de la falta de moralidad, sino también de la certeza moral excesiva. Esto resulta en más conflictos en lugar de soluciones, como las diferencias entre izquierda y derecha, ciencia y antivacunas, aborto y derecho a elegir, libertad de expresión y cancelación cultural, por mencionar algunos.

Si bien la moral también puede estar relacionada con otras formas de conciencia, como la psicológica, epistemológica y metafísica, para comprender su evolución se deben considerar los resultados morales (genética del comportamiento), la motivación o intención moral (psicología y neurología) y los sistemas morales (sociabilidad).

Es esencial comprender que la moralidad está en el centro de la ética y guía nuestras decisiones sobre lo que es bueno y malo, afectando nuestra forma de vivir. Sin embargo, es necesario alejarse del pensamiento extremista para enfrentar un panorama moral complejo y ser flexibles para adaptar nuestros puntos de vista y resolver los problemas morales que encontramos. El desafío radica en cambiar nuestra forma de pensar acerca de la moralidad, ya que en nuestra naturaleza tendemos a pensar en términos absolutos.

Resulta fascinante entender cómo surgió la moralidad a lo largo de la historia y cómo evolucionamos de ser seres antisociales a ser una especie altamente social. La evolución juega un papel fundamental en esta historia, ya que nos ha permitido trabajar en conjunto y expandirnos por todo el mundo. Sin embargo, la evolución a menudo no busca la perfección, sino resultados que sean “suficientemente buenos”. La solución “suficientemente buena” de la evolución para fomentar la bondad hacia los demás consistió en apropiarse de la forma en que percibimos el mundo.

Según Joshua Greene, psicólogo estadounidense, cada individuo visualiza el mundo desde una perspectiva moral. Desde pequeños, absorbemos los valores morales de nuestra comunidad y los internalizamos de tal manera que percibimos el mundo a través de ellos. Es como si proyectáramos nuestro sentido de lo bueno y lo malo en el mundo, haciéndonos creer que siempre ha estado presente, lo cual dificulta imaginarnos que otras personas puedan ver el mundo de forma distinta.

A pesar de que así es como la evolución ha moldeado nuestra mente para entender la moralidad, no es así como se ha desarrollado realmente. Aunque estamos “programados” para ver nuestra versión de la moralidad como algo intrínseco al mundo, las reglas morales por las cuales vivimos son una creación humana. No son absolutas, sino que se presentan en diferentes tonalidades de gris.

Podemos considerar estas reglas como herramientas culturales que trascienden nuestra naturaleza social evolucionada. Nuestros antepasados las crearon para vivir y prosperar en armonía. Estas herramientas ayudaron a resolver diversos problemas inevitables que surgen al convivir, como proteger a los más débiles de los actos criminales o distribuir equitativamente alimentos y recursos.

Sin embargo, lo relevante es que diferentes culturas tenían diferentes problemas que solucionar. Estas soluciones también cambiaban y evolucionaban a medida que las sociedades se desarrollaban. A medida que cambian las circunstancias sociales, ambientales, tecnológicas y económicas, las sociedades debían enfrentar nuevos desafíos, como la desigualdad creciente, los conflictos entre grupos culturales diversos o la protección del medio ambiente ante el impacto de la industria. Por ende, tuvieron que idear nuevas soluciones.

La evolución moral se ilustra al observar cómo las actitudes hacia el castigo de las malas acciones han cambiado a lo largo del tiempo. En sociedades antiguas, la venganza era común y aceptada, pero se han desarrollado instituciones que permiten subcontratar el castigo, como la policía y los tribunales. Estas instituciones han demostrado ser efectivas para mantener la paz y la venganza ahora está mal vista. Sin embargo, la evolución moral suele ser lenta debido a nuestra tendencia innata al pensamiento en blanco y negro.

Es importante reconocer que muchos problemas no tienen una solución perfecta y que debe haber tolerancia hacia diferentes puntos de vista. También es importante adaptar y actualizar nuestras herramientas morales a medida que el mundo cambia. El mundo actual es más grande, diverso y complejo que nunca y necesitamos repensar la moralidad y trabajar juntos para encontrar soluciones efectivas. Esto requiere una verdadera evolución moral.

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Medicina, ethos y humanidades. Bioética, Universidad Católica San Antonio de Murcia.

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